Lo que callamos son infiernos, nudos hechos con pieles de nuestros propios cuerpos descompuestos, son miedos que solo se lloran de puertas para adentro y desde dentro salen cada vez que juramos no volver a temerlos, lo que callamos nos come lo que tenemos y no vemos, nos hace parecer más fuertes cuando nos está matando lento, son momentos que se escapan entre los dedos y un latir intenso que descontrola cada sentimiento que no entendemos, como dejar de respirar y a la vez seguir haciéndolo, son problemas no resueltos que se atascaron en el tiempo y se amontonam en el pecho hasta que no queda hueco y duelen cada uno de ellos, desde el último al primero, son recuerdos que no quieres recordar pero siempre vuelven porque están grabados a fuego, porque te dijeron que era un juego que entendiste como se jugaba luego, porque se alimentaban de un dejarlo pasar que te pasa factura ahora aunque venga de lejos, son espejos en los que no queremos vernos, porque da vergüenza reconocer lo que no te atreviste a ser en ese preciso momento, lo que callamos nos va rompiendo, nos avisa y nos pone en alerta para que espabilemos pero no solemos hacerlo hasta que las grietas dejan un pasado al descubierto, hasta que ya es tan nuestro y está tan enganchado a tu cuerpo que es muy difícil desprenderte de ello, lo que callamos, lo siento, acaba saliendo.
