27/12/16

La caja..

Y el regalo que cae del cielo, cuando las nubes no quieren dejar pasar al tiempo, aterriza a tu lado envuelto en un papel de aspecto perfecto, de tacto suave y color que cambia según quieras verlo, quiere que lo cojas y quiere ser abierto. Entonces te quitas los guantes llenos de agujeros, dejas la piel al aire y, con el corazón al descubierto, quitas el lazo primero, lo guardas como recuerdo, para siempre piensas, lo doblas con cuidado y lo escondes para poder verlo luego. Y sientes ese papel bajo tus dedos, lo abres con cuidado, no quieres romperlo, debajo hay una caja que da un poco de miedo, de un material desconocido pero que atrae sin quererlo, tiene tapa "eso es que esconde algo dentro" pienso. La miras y todo lo que hay en ella hace estremecer a tu cuerpo, deseas grabar lo que acabas de encontrar a fuego, retenerlo en la memoria y olvidar los malos tiempos. Y coges esas caricias que hay en el interior y las mezclas con besos, decides desechar lágrimas y cambiarlas por sonrisas de labios ajenos, creces por dentro, te crees imparable cuando sostienes la caja que ha caído del cielo. Vives el presente sin pararte a pensar si es lo correcto, incluso ves un futuro distinto al que viste en otro momento, ríes y sueñas y te dejas llevar agarrada a la caja sin hacerle caso al miedo. Un día se cierra esa caja sin dejarte coger un recuerdo. Y vuelves a llorar por echar de menos. Y vuelves a sentir que has perdido cuando apostaste el cielo. Y vuelves a hacerte pequeña y arrastrar los brazos por el suelo. Y vuelves a esperar al tiempo, a no dormir entre algodones y a despertarte rota por dentro. Y vuelves a imaginarte la caja que creíste perfecta y parece ser solo un sueño. Y vuelves a quererte menos. Y vuelves a ponerte en una balanza y jurarte que siempre podrá tu peso. Y vuelves a anhelar sus besos, su tacto, su juego. Vuelves al punto de partida donde cayó un, buen día, esa caja del cielo.