Tengo un cuaderno que se llama "ralladas", no son más que verdades a medias camufladas que no quieren ser contadas, que dejo leer al mundo y digo que, en realidad, son inventadas. Tengo que cambiar a brujas por hadas porque me sobran las alas y me faltan momentos de magia entre tantos que amargan mis ganas. También tengo amigxs que engañan, tengo sonrisas acumuladas y tengo las mismas posibilidades de lanzar las mismas bombas que dañan. Tengo poca paciencia y menos ante tanta chorrada, tengo ganas de cogerte la cara y no pensar después en "para". Tengo miles de horas que esperan sentadas, tengo ganas de vivir descalza, de pisar cristales y sentir que no siento nada. Tengo un corazón que se cansa. Soy la esperanza de que lo posible está en las manos de quienes lo intentan y a veces también fracasan. Soy la paz de una casa. Tengo el mismo derecho que tu a tener un mal día y no hacer de payasa, tengo poca constancia pero soy constante en constatar que lo que me importa se puede regar a distancia. Soy el café y soy la taza. Tengo principios que normalmente no cambian. Tengo ropa muy fea que uso por añoranza y al final, en una balanza, como en la vida, pesa más lo que no se compra con pasta. Tengo más ganas de hablar que nunca y voy ganando en esa batalla. Tengo la misma toalla de playa desde la infancia. Tengo tantas colecciones sin sentido que siempre pienso en por qué no ampliarlas. Tengo ruido en el alma pero tengo la fuerza suficiente para poder alimentarla.
Tengo lágrimas dulces que, a veces, se vuelven saladas, según por quien salgan. Tengo hambre de ti, del mundo, de todo lo que no probé antes por estar empachada. Tengo pico y pala y un arma cargada.
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