24/5/16

Serpiente..

Sube tan alto que no ven mis ojos donde empieza, ni donde va a llegar, aquello que, por derecho tiene un final. Creí tocar, alguna parte, un día, una escama del recorrido que recorre mientras corre y ahora, antes de que se borre, lo hago recordar, fuerte en mi cabeza, hasta retumbar cada certeza que se me debió escapar, siendo espuma blanca con burbujas que trae una y otra vez el mismo mar, que solo es sal, que siempre es agua y me acaba por mojar. Cuerpo seco entre tanta frialdad, que siempre siente por detrás, de cara a la pared sin molestar, por estar hecho de palabras que nunca sabe expulsar su boca de cristal tan frágil que tiene miedo hasta de coger aire para respirar. Y entonces muere estando viva envuelta en esa serpiente de colores que le roza al pasar entre sus dedos que tienen miedo de tocar. En su pecho rocas pesadas que oprimen a las hadas que no han podido escapar, pues estaban aburridas de tanto esperar, viejas mueren aplastadas por los temores que las han hecho exhalar últimos alientos que ahora se van para flotar con todo lo que nunca ha existido ni será nunca verdad. Yo no lloro, veo como se alza el logro simulando voces de ogros que me quieren asustar. Viajes son paisajes que me ven pasar. Que alto vuela, o corre o se deja de alcanzar. Son mis ojos asfixias que secan mi garganta cuando les da por pensar. Cuatro paredes que parecen más, que se hacen pequeñas entre ojeras y malas lenguas que preferiría cortar. Estalla la máquina a ritmo de latidos que nadie sabe identificar y que más da y que menos quiero, si son mis consuelos los tuyos y peores los que son ajenos. Quiero desgarrar mi piel al mismo tiempo que sangra mi propio cerebro hasta quedarme vacía por fuera y ser solo por dentro un agujero negro, directo al cielo, para verte la cabeza, serpiente que miente y por saber el principio de todo aquello por lo que empezó este juego, joder que ya no me acuerdo.