Nos vemos morir cuando algo nos falta, decir que algo o alguien es nuestrx nos encanta y cuando desaparece de nuestra vida ese vacío que deja nos espanta, se nos forma un nudo en la garganta, tenemos tanto que decir que se pelean entre si las palabras y al final somos solo agua que cae por los ojos desde el alma. Volvemos a tropezar una y otra vez en la misma estafa, nos burlamos del resto del mundo porque a nosotrxs eso no nos pasa, hasta que pasa y mata. Mata porque nos arrebata lo que creíamos nuestro y ahora nos falta, mata por lo que estaba por llegar y crees que jamás podrás hacer con las mismas ganas, mata porque nos enseñan que debemos ser dos y completar naranjas, mata con tanta fuerza que desgarra entrañas que sangran recuerdos y nostalgia, dejas de andar normal y empiezas a arrastrar los pies sin tener claro el rumbo que marcan, mata porque no nos vemos capaces de levantar cabeza y lo que crees que era perfecto se vuelve drama, mata porque si te caes a ver ahora quien te levanta, mata porque nos dejamos morir sin esperanza, porque infravaloramos la posibilidad de que con nosotrxs solxs nos basta, y yo analizando la escena desde la distancia he sabido encontrar la errata. Yo no soy la mitad de nada, soy la naranja entera que espera encontrar a otra para rodar sin importar si encaja, soy la que que se levanta las veces que le de la gana y tantas como hagan falta, la que se quiere libre y se quiere acompañada, soy la que tiene claras las prioridades y de acuerdo a eso actúa sin importar si falla, porque no tiene que dar la talla, porque todo tiene tara y gracias a eso aprendemos a colocar la pieza hasta que encaja y si no encaja no es más que ventaja de aquí a otra etapa que me espera sentada. Me preguntas si soy feliz y no serlo sería faltar al respeto a todo lo que me acompaña.
Pide otra cerveza anda..