Y qué nos queda cuando quedamos en quedarnos quietas, si yo me presto y tu no aciertas, si yo me duermo y te despiertas, intentaré perderme cuando estés atenta por si no vieras. Qué violenta la vuelta que pasó tan cerca pero vestida de otra manera y que hoy nos mira desde la frontera porque acercarse le hace buena y desde lejos se ve todo de una forma más certera.
Y qué nos cuenta cada tecla que teclea las palabras que dentro queman y fuera frenan. Las uñas me crecen más rápido cuando tengo la regla y las raíces de mi pelo me hacen parecer más vieja. Controversia entre mi querer y tu torpeza. Ese baile que por perfecto prefiere romperse antes de que duela, al final vuela y tonta el que lo quiera.
Jirones son condena por pensar que valió la pena y reírnos de no haber acertado a la primera. Mis rimas no pegan pues se pegan entre ellas.
Y qué prefieres si no te acuerdas de promesas que ni me interesan ni me aferro a esas o a otras nuevas. Teníamos las de ganar y las ganas se quedaron al otro lado de la puerta, esperando respuestas que ninguna sabía que la otra tuviera pues quien fuera adivina en las noches en vela para predecir lo que iba a pasar o estar prepara para lo que aconteciera. Qué tontería tanta espera a expensas de frases perfectas que encajaran para que ninguna nos hiera. Eres hiedra supuse antes de saber hasta dónde podían trepar tus penas. Pinchos que te hacían más daño a ti que a cualquiera y que pude sacar de la carne antes de que esta muriera.
Y qué pretendes que yo pretendiera, si supe leerte y no dejaste que hiciera un resumen antes de que cambiara la escena. Tan digna ella y tan llena de mierda. Al final reventaste y manchaste hasta el techo de "por qués" sin respuesta. Si yo no se hablar tu no sabes callarte sin que yo te entienda. Eres fácil pero te gusta decir que eres compleja y aquí la experta en descifrar silencios supo anticiparse al asesinato mucho antes de que se cometiera. Pero sigues comiendo tierra con el cuerpo dado la vuelta, con la boca llena de arena y los pies envueltos en nubes negras. No lloras porque te frenas, no sanas porque las lágrimas se te hacen bola y no sabes el poder que tienen estas. Que mente tan perversa si te paras y lo piensas.
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