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No estas gorda estás fuerte..
Yo de F•R•I•E•N•D•S soy Chaelder, menos fuerza que el brazo malo de popeye. Señora, apunte de nuevo y acierte, las cosas por su nombre o ni lo intente. Lo que me sobra de grasa es la masa que en su cerebro se pierde. Impertinente, mira que tengo cosas que decirte y decidí ser más consciente que tu retraso permanente. Escucha calla y asiente, que pase la siguiente que tengo muy vistos a los clones de la misma gente. Una y otra vez lo mismo de siempre.
Y de visitar recuerdos vuelves exhausta, piel en el suelo que el cuerpo arrastra.
Cuando llamas a puertas con manos lacias, no suena la madera aunque el conglomerado se desgasta.
Detrás estás tu pero con otra cara.
Reconoces los gestos pero no la mirada, así que te das la espalda y ya volverá piensas pero no vuelve nada.
Qué pesado el mundo haciéndonos medirlo todo
Es la importancia que yo le de lo que tiene el valor de ser y eso no se mide
Es imposible que mida tiempo, que es tu regalo y tu estar. Todo lo nuestro permanece y prevalece y no se cuenta, solo sabes que está.
No hay números sin son probablemente más de un millón de besos los que se han convertido en eternos, mucho más que besos dados.
Medir pasando el 1,70 es factible porque lo hemos inventado pero un sentimiento es algo creado a partir de, por ejemplo, un abrazo, un café, un me escribes y ese sobresalto o un silencio a ratos. ¿Pero medir todo esto? Maldito mundo pesado.
Palabras son palabras, que es igual a nada o algo que no sabes hacer y tienes que explicarlo. Mejor miradas, sin caer en chorradas ni supuestos te quieros vacíos dentro de papeles de regalos caros.
El mundo está desfasado, el aire es raro.
Cuando el vapor se esparce por toda la habitación
Me duele la garganta de callarme tanto
Voces que se hacen ruido y que quiero dejar de oir
Me persiguen clavando sus garras
Soy la presa perfecta
Siempre me quedo quieta
Inmóvil e inerte ante un orador
Ya no tengo ni frio ni calor
Cuando el vapor se esparce por toda la habitación
De todo lo que respiro bajo las mantas
Se empañan los cristales y lo sabe el sol
Refleja la luz la suciedad incrustada
Pero ya no tengo ni frío ni calor
Soy la presa y me ofrezco sin resistencia
Si pienso que no puede haber algo peor
Por qué no intentar ver lo que atormenta
