27/1/17

La saga serie z..



Al final voy a ser una auténtica Piscis de manual, con el drama que me traigo yo misma conmigo me da para escribir una saga mortal, de las que luego llevan al cine y hacen vomitar. “Yo, yo misma y mis circunstancias” es como voy a llamar al primer ejemplar. Trata de una niña con  moño a la que todo le sale mal porque le da por amar cuando toda la gente le dice que es mejor ir de flor en flor pero ella no lo ha sabido hacer jamás. Esta chica tira los dados y siempre le sale llorar, apuesta por algo y va con todo porque se deja llevar, al final acaba perdiendo y ya se plantea si es que, acaso, no sabe jugar.  Pero no culpa ni señala con el dedo cuando algo le sale mal, su mochila es demasiado pequeña como para llenarla más, solo quiere querer y que la quieran sin más, hacer fácil lo que otros complican parece que por necesidad y bailar, bailar bajo la lluvia que le hace despertar, dejarse mojar, sentir cada caricia que le propicia un sentimiento de estabilidad. Como no quieren hablarle se ha parado a pensar, y ha dialogado con ella misma hasta llegarse a aceptar, ha entendido cada mala palabra y ha descubierto de donde viene la maldad, ahora con más información no juzga la manera de atacar y no llora por su crueldad, llora porque ser ella deber ser difícil de llevar, ahora la entiende aunque no se lo pueda explicar. Fue sincera la coprotagonista de esta obra y la niña del moño no supo cargar con su responsabilidad, echó más leña al fuego cuando debió apaciguar y callar, ella solo quiso defender su verdad y se olvidó de que el ataque no era más que una proyección para tapar la ansiedad. Es complicado pero está haciendo por entender un poco más, busca información y absorbe libros mientras no deja de fumar. La quiere por encima de las circunstancias que le han hecho llorar. Y sigue aquí, no se va. Ha hecho un pacto con el tiempo por si quiere regresar, dejando las escopetas en casa deja la puerta abierta para quien quiera entrar y hablar, aunque sea para darle un final. Y no, esta niña del moño no te va a suplicar, no te va a llorar, no quiere verte la cara para rogar, solo es fiel a si misma y a su forma de pensar y si se ha de acabar que sea con un abrazo que cuando recuerde lo asocie a la felicidad, no quiere guardar un mal recuerdo de lo que fue tan genial. Asumamos nuestro 100% de nuestro 50% de responsabilidad, somos dos por igual, ni tu has sido perfecta ni yo lo he hecho todo mal. La mitad del libro es deseo por volverla a besar, hay episodios de rabia, de dolor y malestar pero los primeros capítulos son un ejemplo de que se puede volver a empezar.

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