Al final voy
a ser una auténtica Piscis de manual, con el drama que me traigo yo misma
conmigo me da para escribir una saga mortal, de las que luego llevan al cine y hacen
vomitar. “Yo, yo misma y mis circunstancias” es como voy a llamar al primer
ejemplar. Trata de una niña con moño a
la que todo le sale mal porque le da por amar cuando toda la gente le dice que
es mejor ir de flor en flor pero ella no lo ha sabido hacer jamás. Esta chica
tira los dados y siempre le sale llorar, apuesta por algo y va con todo porque
se deja llevar, al final acaba perdiendo y ya se plantea si es que, acaso, no
sabe jugar. Pero no culpa ni señala con
el dedo cuando algo le sale mal, su mochila es demasiado pequeña como para
llenarla más, solo quiere querer y que la quieran sin más, hacer fácil lo que
otros complican parece que por necesidad y bailar, bailar bajo la lluvia que le
hace despertar, dejarse mojar, sentir cada caricia que le propicia un
sentimiento de estabilidad. Como no quieren hablarle se ha parado a pensar, y
ha dialogado con ella misma hasta llegarse a aceptar, ha entendido cada mala
palabra y ha descubierto de donde viene la maldad, ahora con más información no
juzga la manera de atacar y no llora por su crueldad, llora porque ser ella
deber ser difícil de llevar, ahora la entiende aunque no se lo pueda explicar.
Fue sincera la coprotagonista de esta obra y la niña del moño no supo cargar
con su responsabilidad, echó más leña al fuego cuando debió apaciguar y callar,
ella solo quiso defender su verdad y se olvidó de que el ataque no era más que
una proyección para tapar la ansiedad. Es complicado pero está haciendo por
entender un poco más, busca información y absorbe libros mientras no deja de
fumar. La quiere por encima de las circunstancias que le han hecho llorar. Y
sigue aquí, no se va. Ha hecho un pacto con el tiempo por si quiere regresar,
dejando las escopetas en casa deja la puerta abierta para quien quiera entrar y
hablar, aunque sea para darle un final. Y no, esta niña del moño no te va a
suplicar, no te va a llorar, no quiere verte la cara para rogar, solo es fiel a
si misma y a su forma de pensar y si se ha de acabar que sea con un abrazo que
cuando recuerde lo asocie a la felicidad, no quiere guardar un mal recuerdo de
lo que fue tan genial. Asumamos nuestro 100% de nuestro 50% de responsabilidad,
somos dos por igual, ni tu has sido perfecta ni yo lo he hecho todo mal. La
mitad del libro es deseo por volverla a besar, hay episodios de rabia, de dolor
y malestar pero los primeros capítulos son un ejemplo de que se puede volver a
empezar.
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